Assassin's Creed 3 es un sandbox de acción y
sigilo en el que un nativo americano ingresa en la orden centenaria de
los asesinos para combatir, a base de ponerles un pincho retráctil de
acero entre las costillas, a los malvados templarios, sus aspiraciones
políticas y sus tramas malignas en medio de la guerra de independencia
americana. Todo ello visto desde la perspectiva de su descendiente que
esta enganchado a una máquina que le permite ver los recuerdos de sus
antepasados almacenados en su ADN mientras a su alrededor el mundo se
acaba y solo él puede impedirlo. Este es mi análisis de Assassin's Creed
3.
Assassin's Creed es una saga que, para mí, evoca sentimientos enfrentados. Recuerdo el primer juego con cariño.
Lo jugué con la mejor compañía y casi entero del tirón, durante unas
cortas vacaciones en la playa. Desde entonces, con cada nuevo Assassin's
Creed, he tratado de recuperar esa experiencia en vano y mi percepción
de la serie ha ido cambiando a peor con cada entrega. Y para colmo, Connor, el protagonista, es el primo serio de una plancha de corcho blanco que perdió sus sentimientos.
El suelo es lava, en los tejados hay tiradores
El mayor éxito de Assassin's Creed siempre ha sido conseguir que ir de un sitio a otro sea entretenido gracias a sus mecánicas de parkour.
Hay un cierto sentido de logro en cruzar una ciudad como Boston sin
tocar el suelo. Sin embargo, por algún motivo, Assassin's Creed 3 quiere que camines.
Los tejados de las diferentes ciudades están fuertemente vigilados por
guardias que no dudarán en dispararte si te tienen a tiro mucho tiempo.
Sumado a la carencia de las inmensas alturas y
espectaculares arquitecturas de Florencia o Jerusalem, correr por los
tejados sigue siendo entretenido pero ya no es lo que era. Ahora el foco
de la carrera libre cae sobre regiones boscosas que pierden el encanto
rápido. A nivel de precisión y control está mucho mejor ejecutado, eso sí.
El combate ha sufrido algunos cambios, para bien o para mal. Al
contrario que muchos títulos de acción, el combate en Assassin's Creed 3
se basa más en el ritmo y en que el jugador esté
atento a la situación a su alrededor que en machacar botones en
crecientemente complejos patrones para liberar combos. Los enemigos que
se disponen a atacar aparecen señalizados y el jugador debe coordinar
sus bloqueos con los ataques de sus oponentes para desmontar su defensa y
contraatacar. Una vez un enemigo recibe un contraataque letal, Connor
puede enlazar su ataque y matar a otros enemigos,
deteniéndose solo para bloquear y contraatacar a otro oponente.
Teóricamente debería ser posible asesinar a todos los enemigos de un
determinado conflicto partiendo de un único contraataque y encadenando
ejecuciones y bloqueos.
Lamentablemente demasiados enemigos son invulnerables a determinados métodos de asesinato y detendrán en seco nuestro baile de la muerte en cuanto les elijamos como pareja. Las largas animaciones
de ejecución tampoco ayudan y más de una vez te encontraras siendo
golpeado por el próximo enemigo al que ibas a matar solo por que Connor
insistió en lanzar tres, y no menos, golpes de tomahawk en la cara del anterior soldado. Comparándolo con Assassin's Creed 2,
Ezio volaba entre enemigos, acabando con ellos en un instante y la
sensación de ritmo y continuidad era mucho mejor. Puede que ahora esté mejor equilibrado pero es menos divertido y menos visual.
Más mecánicas
A
cambio de lo que pierde, Assassin's Creed 3 se aventura a probar
algunas cosas nuevas, algo inusual en las grandes franquicias de los
triple A. El sistema de caza es bastante profundo,
permitiéndote rastrear presas y colocar trampas en lugar de simplemente
acercarte al pobre cervatillo con tu cuchillo y enseñárselo. La región
del mundo que nos sirve de hogar y la pequeña mansión que hace de techo
pueden mejorarse invirtiendo nuestro dinero en ella o cumpliendo
misiones para sus inquilinos. También podemos mejorar el barco
y las rutas comerciales que llevan a nuestra casa. Esto tendrá un rol
importante más adelante ya que los combates navales son lo mejor de este
juego.
En resumen, Assassin's Creed 3 tiene un poco de todo. Si te gusta explorar, hay infinidad de coleccionables y tesoros. Si prefieres el combate,
hay infinidad de misiones secundarias en las que no hay manera de no
acabar con las espadas en la mano. Si eres de los que pelean por sus
ideales, cada ciudad debe ser liberada de la tiranía templaria en una
serie de misiones variadas. Algunos coleccionables se mueven y debes perseguirlos. Si te va el sigilo hay mucha gente que necesita tomahawk
en el cuerpo. Y si eres un complecionista, Assassin's Creed 3 te ofrece
unas 50 horas de contenido. Pero lo que definitivamente se merece un
párrafo son las batallas navales.
Se que no soy el único que ha destacado las batallas navales de Assassin's Creed 3. En mi caso se debe a varios motivos, no todos de juego. Las batallas navales tienen en su favor la simplicidad que el combate mano a mano ha perdido en esta entrega y a la vez tiene mecánicas para resultar satisfactorio y realista
en la medida de lo razonable. El viento, la cantidad de vela y la
posición que tenemos respecto del enemigo pueden resultar en una rápida
victoria o una devastadora derrota. Sin embargo, lo que más me gusta de
estas secciones es su carácter experimental. Solo lo básico para probar si a los jugadores nos gusta y, como nos ha gustado, habrá más en el próximo juego.
Qué malvados son los otros
Por primera vez en la saga, los antagonistas
son presentados de una manera más profunda que "¿Ves a ese tío gordo de
la sotana? Hay que matarlo. ¡Estás tardando!". Los templarios de
Assassin's Creed 3 tienen nombre, apellidos, una cara y una
personalidad, intereses, aficiones y, sobre todo, un motivo para hacer
lo que hacen. Aun así, desde que se les introduce hasta que se les demoniza por completo,
convirtiéndoles en "tíos gordos con sotana", pasan unos diez minutos.
Es una lástima ya que la saga Assassin's Creed no ha conseguido, por
mucho que lo haya intentado, que empaticemos con nuestras victimas y nos
planteemos si lo que estamos haciendo es lo correcto.
Por otra parte, entiendo que había que cambiar de personaje y diferenciar al nuevo protagonista del anterior pero ¿Era necesario hacer a Connor parecer de madera? El protagonista de una historia de guerras secretas corriendo en paralelo a la guerra de independencia norteamericana se define por ser ingenuo y noble. Dos de las características más planas y típicas en un protagonista. Sus dudas morales aparecen pronto y se cuestiona los métodos y objetivos de su propia facción pero eso es todo lo que define a Connor. Un tío zen. El contraste con Ezio, protagonista de las anteriores tres entregas, no favorece nada al recién llegado.
Los gráficos___ se merecen su propio palo. Para un título que podría ser tan espectacular, algo en la manera en la que dibuja __las sombras está roto o mal elegido en la versión de Playstation 3, dañando el acabado gráfico general del juego. Por último y como siempre, si no tienes ni idea de nada referente al contexto histórico del juego, no tenemos más que acceder a la base de datos cuando aparece la anotación. Esta base de datos ofrece breves y, en la medida de lo posible, amenas explicaciones sobre personajes, lugares y eventos que afectan a la historia principal.
Sentimientos enfrentados
Como he mencionado arriba, Assassin's Creed en general tiene, para mi, un sabor agridulce. Tanto la primera entrega como la segunda me traen algunos de los mejores recuerdos que tengo de esta generación de consolas y algunas de las mecánicas que han hecho famosa la saga me parecen pequeños trocitos de obras maestras. Por otro lado, esto puede levantar ampollas pero la franquicia se caracteriza por generar contenido a base de repetición.Hay tantas misiones, tantos coleccionables, tantas atalayas y tanta gente a la que matar que resulta abrumador. Y no solo abrumador si no pesado. Llevar un mensaje de una zona a otra de la ciudad puede tener gracia una o dos veces. Después pierde el encanto. Como pierde el encanto escuchar conversaciones furtivamente, seguir a un objetivo o matar a alguien sin que nadie se de cuenta. Assassin's Creed 3 puede tenerte unas cincuenta horas entretenido con todo lo mencionado arriba si eres esa clase de masoquista pero en mi caso, cuando un juego se convierte en trabajo, lo dejo.
Así que decidí darle a Assassin's Creed la oportunidad de enseñarme que sabía hacer si le quitaba todo lo que podía quitarle. Y salvando las odiosas comparaciones con lo que sus predecesores hacían mejor que el, Assassin's Creed 3, salió bastante bien parado. El protagonista no me cae bien y el combate podría mejorar, tiene bugs y fallos gráficos y las secciones de sigilo me ponen nervioso pero me lo he pasado bien con este juego. En cuanto decidí que no iba a hacer todas las tareas que me mandase, que me iba a dejar las alcachofas en el plato y no iba a hacer los deberes que no me gustasen. Libre de la carga de recorrer cada rincón del juego, lo he disfrutado mucho más.
Conclusión
7/10
Un juego notable por sus mecánicas simples (por muchas que tenga) y su enorme valor de producción. Lastima de bugs. Requiere de un tipo de persona muy concreto para disfrutarlo al 100%
Juégalo si:
- Tu presupuesto está ajustado a un juego cada mes o dos meses. Assassin's Creed 3 es largo
- No puedes esperar a Black Flag para esas batallas navales
- Quieres el papel que juega un asesino en una batalla que involucra a cientos de hombres
- Acabaste harto de repetir lo mismo una y otra vez a la altura de AC: Brotherhood
- No tienes tiempo
- No te atrae el periodo histórico. El juego pierde parte de su encanto si no te gusta el universo que lo rodea
- Hacer un pincho moruno de soldados lealistas con la bayoneta de uno de ellos
- Algunos de los bugs son hilarantes
- Está muy baratito. Por unos 30€ puedes conseguirlo
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