Si Wii U no ha empezado nada bien en el mercado ha sido culpa exclusiva de Nintendo.
La planificación de la consola no ha sido la adecuada, y esto se
proyecta en la escasez de juegos que están apareciendo actualmente en el
mercado, y su posterior traducción en ventas. Nintendo ha reconocido
que el paso a la alta definición ha trastocado sus planes, dado que
están dedicando el doble de recursos de lo que inicialmente habían
pensado. A esto se le llama "dormirse en los laureles".
Seguimos sin contar con juegos para Wii U, ni de la propia Nintendo ni de los licenciatarios. Lo sabe muy bien el señor Shigeru Miyamoto, famoso creativo de Nintendo, que se ha sincerado
admitiendo que desde Nintendo "han subestimado" el coste de desarrollo
necesario para crear juegos en alta definición. No ha tenido otro
remedio que ser más claro ante sus inversores, que están más nerviosos
que nunca dado que no ven cumplidas sus exigencias. Aunque Miyamoto
sigue gozando de tener muy buena opinión entre la comunidad de
desarrollo, la valoración de Satoru Iwata, presidente de Nintendo, ha caído a mínimos en los últimos meses.
Nintendo trata de excusarse, pero la culpa es exclusiva de ellos. Wii U ha aparecido en el mercado basándose sobre los mismos pilares que Wii,
pero en esta ocasión no ha funcionado la comunicación del producto. A
ello hay que unir el retraso de la salida del sistema, que finalmente ha
aparecido en terreno de nadie, quedándose entre dos generaciones que no
van a ayudar al éxito.
El abandono de las third party
es lógica. La industria del videojuego es un negocio y Wii U no es
rentable. Si ya Wii no era muy rentable para los licenciatarios a pesar
de ser una consola que ha vendido más de 100 millones de unidades, menos
lo es y será Wii U que no va a acercarse a esa cifra por decisiones
irreparables.
Fuente: Ecetia
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